Por Germán Giraldo
En una economía globalizada muchas son las opiniones sobre las consecuencias de los aranceles del presidente Trump. Los detractores de estas medidas resaltan los efectos negativos a corto plazo sobre el comercio internacional y los consumidores.
Los favorecedores apuntan a un crecimiento económico interno a largo plazo. Como académico después del “día de la liberalización”, resuena en mi mente la pregunta que todos nos hacemos y deseamos respuesta ¿Cuál es la verdadera intención del presidente Donald Trump con los aranceles?
Desde mi perspectiva, el alza en el arancel a las importaciones por parte del gobierno de Trump no se está aplicando con el objetivo de resolver el creciente déficit comercial estadounidense como se podría argumentar. Son parte de una estrategia política que busca cumplir con una serie de promesas de campaña realizadas a los ciudadanos.
En cuanto a los aranceles y en medio de la incertidumbre reinante en los mercados globales, la respuesta de los compradores (individuos o empresas) en los mercados podría sorprendernos. Por razones muy válidas, por ejemplo: gustos o capacidad técnica, la respuesta a corto plazo podría ser inelástica.
En el marco político no olvidemos las promesas del precandidato Trump a los votantes estadounidenses. Extender la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017, en específico, las exenciones de impuestos sobre la renta individual.
Reducir la tasa contributiva del 21% al 15% para las empresas que fabrican sus productos en EE.UU. Al evaluar los elementos anteriores, pienso que los aranceles proporcionan al presidente un apalancamiento político, ya que el Gobierno puede resultar favorecido con el alza en los aranceles.
Análisis realizados a base de los déficits comerciales más recientes y del valor de los aranceles se estima un recaudo fiscal de $700,000 millones anuales.
Por el efecto fiscal que tienen las reducciones o eliminación de las tasas contributivas a nivel general y por la necesidad de una mayoría política para hacerlas permanentes, el proyecto de Ley de Reconciliación de Impuestos se debería aprobar en el verano del 2025.
Funcionarios del gobierno federal como el Secretario del Tesoro Scott Bessent, han expresado que los ingresos de los aranceles podrían ser usados para compensar nuevos recortes en los impuestos individuales.
En esta línea de pensamiento me parece evidente que las medidas proteccionistas aplicadas hasta el momento no se sostendrán en el futuro. En los próximos meses habrá mucha inestabilidad económica global.
Los resultados que reflejan los mercados de valores, cerraron la semana con unas bajas extraordinarias entre el 4 y 6%, presionaran si continúan a una modificación o el logro de acuerdos comerciales entre los países.
China anunció que como respuesta a la decisión tomada en Estados Unidos, a partir del 10 de abril aplicará un arancel recíproco del 34% a todas las importaciones.
Aunque Trump promete continuar con sus políticas comerciales, su estrategia política de recobrar la grandeza de la economía de Estados Unidos, se puede modificar si siguen creciendo las expectativas de una recesión a nivel mundial.
En los próximos días se tendrá un estimado del PIB trimestral y su valor generará una amplia discusión.